Similitud de caminos
J- Quise llegar a la
cima de la vida. Primero tiré por el camino más fácil; no me
importó pisar las flores ni las hormigas que encontraba a mi paso.
Más adelante me dí cuenta que alguien ya había pasado por allí y
las flores estaban pisoteadas y muertas, el agradable olor a romero y
tomillo se había convertido en fétido olor de podredumbre. Entonces
entendí que me había equivocado de camino, que en realidad no era
una senda, si no un precioso jardín que otros caminantes y yo misma
habíamos estropeado.
A- ¿Cómo no te
diste cuenta?
J- Sólo me fijé en
que era el camino más atractivo.
A- Pero antes de
iniciar un camino debes sopesar si es el adecuado. Piensa que hay
andaduras que hacen daño a otros.
J- En aquel momento me
di cuenta que me había equivocado. Volví sobre mis pasos
arrepentida y dispuesta a encontrar el verdadero camino que me
llevara a mi objetivo.
A- Bien. Eso está
mejor. Arrepentirse no es malo.
J- No fue difícil. Una
preciosa vereda ancha, asfaltada y cuesta abajo me indicaba que el
camino fácil era el que debía seguir. Pero el destino me deparó
una mala jugada. En un giro del cómodo sendero, me encontré un
enorme pedrusco que no me dejaba seguir caminando. Pensé que quizá
debía volver al punto de partida y buscar otro camino, pero
observando bien, vi que de ese punto partía un atajo.
Decidí ir por allí. El camino ya no era tan bueno, había chinos y
polvo, pero eso no me impedía seguir adelante con mi objetivo.
A- ¿Por qué te dio
miedo el pedrusco? También lo podrías haber escalado. No debes
tener miedo al esfuerzo.
J- Yo solo quería
caminar. No quería escalar. Caminar es fácil, subir por las piedras
es un esfuerzo extra. Pero, ahora pienso que quizá debí esforzarme.
A veces por evitar trabajos mayores nos encontramos con caminos
todavía más inesperados.
A- Entonces, ¿Qué
hiciste?
J- Pues nada, seguí
caminando. Pero más adelante una bifurcación me hizo dudar: ¿Seguir
recto, girar a la derecha o a la izquierda? Hay momentos en el
recorrido de la vida en que una se plantea esa pregunta ¿Y ahora que
hago? Tengo posibilidad de acertar y posibilidad de errar.
A- Lo importante es que
siempre puedes volver tras tus pasos y rectificar. Lo importante es
reconocer cuando te equivocas y saber reconstruir tu vida. Más
importante todavía en no sentarte en la cuneta por miedo a
equivocarte. Debes caminar hacia donde sea. No dejes de caminar, no debes rendirte.