miércoles, 17 de febrero de 2021

Guerras ganadas

 



Guerras ganadas

 

El camino era estrecho y de tierra. Una generosa piedra se ofrecía para mi descanso. Allí me senté. Saboreé la victoria. Reconstruía mi corazón roto al tiempo que descansaban mis pies, dolorosos de tanto caminar. 

          Desconcertado de tanta guerra intentaba levantarme para seguir el camino. 

 

 

Llegaste como una aparición divina, besaste mis pies, curaste mi corazón y me diste la mano para levantarme. Mis pies volvieron a ser ligeros y mi corazón quedó libre del rencor. 

          Caminamos un largo trecho. Encontramos prados llanos y pendientes angostas. Sorteamos pequeñas piedras y enormes rocas. A veces corría brisa; otras, viento huracanado. Cruzamos riachuelos, también nadamos en profundos ríos. Vimos lindas mariposas y feos alacranes. En ocasiones el camino era llano, pero había peligrosos escarpados. 

          Luego soltamos nuestras manos, caminamos juntos, uno al lado del otro. Al poco tiempo yo iba despacio y tu rápido, luego tu lento y yo corría. A veces nos volvíamos a encontrar en el camino, pero cada vez la distancia era mayor. 

         

 

Ya no me acordaba de la guerra que gané, ya solo quería correr para no dejar de ver como te perdías en el horizonte. 
          Y ahora que ya pasaron años desde que lamiste mi corazón y calzaste mis pies me doy cuenta que caminamos juntos muy poco tiempo.