lunes, 1 de octubre de 2012

Chupa del bote


                                                        Chupa del bote



Aunque no había querido estudiar, Pepito era un muchacho muy espabilado. A él siempre le había gustado los juegos de conexión, así que cuando acabó la escolaridad obligatoria se decantó por especializarse en instalaciones eléctricas. Como era muy listo, se puso por su cuenta y se sacó un autónomo. Claro que tenía que pagar mucho, pero como era muy tenaz, no paraba de trabajar aquí y allá. Sus clientes estaban muy contentos porque, además de trabajar muy bien, cobraba lo adecuado. Por eso el boca a boca corría entre la gente de su pueblo y a Pepito nunca le faltaba trabajo.
     Un día, mientras desayunaba, miraba el diario y leyó que la administración de su comunidad autónoma necesitaba un grupo de trabajadores de diferentes especialidades para el mantenimiento rutinario de sus edificios. Pepito se presentó y como era un muchacho muy profesional y trabajaba muy bien le aceptaron para el trabajo.
     Al chico le pareció extraño que el primer presupuesto que hizo no se lo aceptaran. Le dijeron que no era correcto. Pepito repasó las cuentas: cinco bombillas ecológicas multiplicado por diez euros cada una era igual a cincuenta euros, una hora de trabajo: setenta euros la hora, desplazamiento cuarenta euros, el IVA suponía unos treinta euros. Así que cincuenta, más setenta, más cuarenta, más treinta era igual a ciento noventa euros. Pepito pensó que realmente era bastante dinero para cinco bombillas, pero, claro, si debía descontar el tiempo de ir y venir, la gasolina, la parte proporcional del IRPF, de la cuota del autónomo y del IVA, pues era impensable rebajar la cantidad. Le dijo al responsable del departamento en cuestión que no se podía ajustar más el presupuesto y que no podía pedir menos.
     Le contestaron que no, que al contrario, que resultaba que a principios de año el departamento presentaba el presupuesto general al ministerio en cuestión y que los números debían cuadrar. Para ello, Pepito debía poner en el presupuesto que el trabajo de cambiar las cinco bombillas subía a mil ochocientos euros, porque sino el presupuesto general no se ajustaba.

     Entonces Pepito, que era muy ágil mentalmente les dijo:

--Si pongo eso en el presupuesto, estaré falseando la realidad ¿Y los mil seiscientos diez euros que sobran donde van a parar?
--Eso no es problema, nos lo repartimos a partes iguales entre los altos cargos y tu.
     A Pepito, que a pesar de ser un chico espabilado y listo era un muchacho honesto, no le pareció justa la propuesta. Y así lo dijo:

--Pero eso no está bien. Eso es como si robáramos.
   
     Entonces, el responsable del centro le contestó:

--Mira chico. Esto es lo que hay. O lo tomas o lo dejas. Pero si lo dejas, otro vendrá que lo tomará.

     Así que Pepito, el instalador, aceptó. Por un lado estaba contento porque por cinco bombillas había conseguido una buena cantidad de dinero, pero por otro lado le pesaba la conciencia porque sabía que la transacción no había sido justa.


Pasaron días, semanas y meses. Siempre le obligaban a hacer el presupuesto que los demás querían. Hasta que en una ocasión le dijeron:

--Pepito, tienes que ir al departamento de justicia porque hay que reparar la cámara de video que graba la gente que pasa por los pasillos del juzgado.

     Pepito preguntó, como siempre, que cantidad debía constar esta vez en el presupuesto. Pero aquel día, cuando llegó al departamento, vio que la cámara de video no era de verdad, sino que era una simulación y que los cables de conexión eléctrica no existían. Y por lo tanto no había nada que reparar. Pepito ya no pudo con el peso de su conciencia. El muchacho que como ya he dicho era muy listo y honrado fue a ver al responsable del departamento de mantenimiento de la administración y le dijo:

--No me parece justo cobrar por hacer ver que reparo una cámara de video y cambio un cableado que no existe. No voy a hacer ningún presupuesto. Es más, ahora mismo voy a ir a denunciarlo.

     Y la respuesta :

--Denuncia lo que quieras, pero nadie reconocerá que te hemos obligado a falsear los presupuestos. Aquí, el único que consta como ladrón eres tu, que eres quien hace y firma las facturas. ¡Adelante, denuncia! A ver quien acaba en la cárcel...

     Pepito no denunció, pero tenía tanto cargo de conciencia que abandonó el trabajo. Pero Pepito sabe que ahora hay otro instalador listo, que hace lo mismo que él hacía.


                                       Colorín colorado este cuento se ha acabado. 


lunes, 17 de septiembre de 2012

SUEÑO QUE SUEÑO




                                Sueño que sueño


Sueño que mi sueño se convierte en realidad. Sueño que la tolerancia imperará. Sueño que el egoísmo desaparecerá. Tengo la plena convicción que una sociedad que aspira a un mundo perfecto, una sociedad que trabaja al unísono, es una sociedad que consigue fácilmente lo que se proponga. El problema, el lastre, es el egoísmo y la individualidad.
     Tenemos que entender que el planeta es de “TODOS”,  absolutamente de todos. Todos tenemos que trabajar, todos tenemos la misma responsabilidad, todos tenemos los mismos derechos, todos debemos pagar con las mismas penas nuestras faltas y todos tenemos las misma obligaciones. Sueño en la libertad personal, para poder conseguir la libertad social.

¿Dónde empieza la libertad? En el dominio del “ego” del propio individuo.
¿Dónde termina la libertad? Justo cuando tocamos la libertad del otro individuo.

Sueño que mi sueño es posible. Moriré feliz en el convencimiento de que el ser humano se vencerá a si mismo. El ser humano se librará de sus propias ataduras, de sus miedos, de sus vicios, de sus egoísmos. Sueño que el planeta es rico en recursos. Sueño que la inteligencia humana será utilizada para el progreso y el bienestar de “TODOS” los ciudadanos. Sueño que no importa el color, la raza, la creencia religiosa ni la inclinación sexual. Todo esto será  aceptado y  no observaremos diferencias entre unos y otros individuos. Sueño en  la libertad de expresión, dentro del respeto al prójimo. Sueño que nadie impondrá su pensamiento a otro ciudadano. Sueño que el ejército militar no tendrá razón de ser. Sueño que las armas actuales se observarán en los museos como herramientas arcaicas.
     Sueño que mi sueño se convierte en realidad. Sueño que la palabra hambre quedará en desuso. Y que tendrá frío, solo quien lo quiera padecer. Sueño que descansar adecuadamente será un derecho legítimo de todo ser vivo. Sueño que los recursos naturales serán explotados para beneficio de la sociedad de una forma responsable.

Sigo soñando que mi sueño se convierte en realidad: Los individuos no trabajaremos para nosotros mismo, ni tan siquiera para nuestras familias; trabajaremos para la comunidad mundial, donde se repartirán los recursos, donde se producirá todo aquello imprescindible para tener una vida digna. Sueño en un mundo único, libre, sin fronteras ni banderas. Un mundo, una nación, y un gobierno reducido al mínimo, que gestione consultas ciudadanas para cualquier tipo de decisión. Sueño que la cultura y la tecnología llega a todos los rincones del planeta y que se respetarán y potenciarán las tradiciones y las lenguas de las diferentes etnias, culturas o grupos con sus respectivas peculiaridades y procesos históricos.

Sé que es un sueño, pero creo en el ser humano y en su potencial. Sé que cuando despierte de mi sueño viviremos todos en un mundo mucho mejor.

domingo, 6 de mayo de 2012

El "meu" net


                             El "meu" net


Llevar-me d'hora. No aixecar les persianes. Saber que a casa, encara dorm tothom. Fer-me un cafè amb llet ben calent. Encendre el llum de la lampareta del saló. Seure al sofà amb el llibre que estic llegint últimament. El cafè amb llet a la mà dreta. El llibre, entre la faldilla i la mà esquerra. Començar a llegir, entre glop i glop del líquid calent. Endinsar-me a la trama de la novel.la. Oblidar-me del temps i de les obligacions.

Ja fa una estoneta que he acabat el cafè amb llet. Ja fa una estoneta que he desat la tassa del cafè amb llet, buida, sobre la tauleta petita del saló. Ja fa força estona que camino per on l'autor del llibre ha decidit que camini. Noto una ombra petita darrere el vidre bisellat de la porta del saló, una ombra petita que alça el seu bracet per agafar el pom de la porta. El “meu” net obre lleugerament la porta, treu per l'escletxa de la porta mig cap, un ull i tot el seu somriure. Jo abaixo el llibre, aixeco el cap i miro el “meu” net. Ell obre la porta de bat a bat amb un cop d'energia, i saltironejant, corre cap a mi. Cau sobre mi, rodeja la meva cintura amb els seus bracets i endinsa el seu cap al meu pit. Jo no trigo gens en abraçar-lo també i donar-li mil petons a les galtes i al coll tendre i calent.

El nen seu al meu costat, tot enganxadet a mi. Repenja el seu cap contra el meu braç. Agafo la manta que tinc sobre les cames i la comparteixo amb ell.

Li dic,

- “Vols que et llegeixi una mica en veu alta?”

Estas llegint un conte?”

Estic llegint una novel.la. Les novel.les són els contes que llegim les persones grans. Vols que et llegeixi una mica?”

Amb la seva veueta fina deixa relliscar una rialleta i un “si”.

Continuo la meva lectura, no precisament intrigant, però d'una literatura exquisida , que em torna a transportar al mon de les fantasies en que l'autor em condueix d'una manera absolutament encisadora.

El “meu” net escolta. Jo llegeixo. Així estem fins gire bé mitja hora. El nen sembla com adormit. I jo, de tant parlar, em comença a picar la gola.

Així, d'una forma tan senzilla i elemental, amb una personeta que estimo como si de veritat fos de la meva sang, i amb la lectura del meu autor predilecte, he pogut passar un dels meus millors moments de la meva existència.

No cal viure grans moments. No cal ser el millor del món. No cal grans parafernàlies. Per ser feliç, només cal saber apreciar les petites coses que tenim a l'abast.  

miércoles, 2 de mayo de 2012

Pol i l'ocellet del bosc


Pol i l'ocellet del bosc





Un matí del mes de Maig va venir un ocellet a visitar casa meva. L'ocellet era molt petit, tenia el bec de color vermell i les seves ales eren llargues de color del tronc.

L'ocellet va picar el vidre de la finestra.

- “Pic, pic, pic. Puc passar?”

Jo li vaig dir que no, per què els ocellets viuen al niu, no a les cases.

- “Pic, pic, pic. Però es que fa fred.”

El vaig aconsellar que es tapés amb una fulla gran.

- “Moltes gràcies Pol, pels teus consells.

Li vaig contestar:

- “De res”

L'ocellet de bec vermell va dir:

- “Pic, pic, pic. Adeu, vaig a volar pel cel una estoneta”

Jo vaig aixecar la mà i em vaig acomiadar:

- “Adeeeeeeeu”


El camí cap a casa



El camí cap a casa


Tan se val d'on en vinc. He deixat el meu fill amb bona companyia. Enfilo camí cap a casa per la carretera de corbes que hi ha entre les muntanyes de Montserrat i del massís de Sant Llorenç. Com sempre, vaig a poc a poc. Però avui més que mai.

Fa un dies que ha plogut fortament i ara hi ha un sol esplèndid i un cel blau intens amb poquets núvols alts i petits. El bosc que m'envolta és ple de vegetació amb mil tons de colors, des del groc fort i intens fins el verd fosc, gaire bé negre, passant per taronges, clars i foscos, verd llimona i  maragda, verds foscos i clars. També hi ha marrons terrossos, clars, foscos... i molts més colors i tons que no sabria dir els seus noms, però que em fa discernir una planta d'una altre, un arbre, del que està al seu costat. Veig la vegetació com un conjunt d'individus vius, cada un amb les seves peculiaritats de formes i colors. Per a més delit de la meva sensació visual, cada planta té el seu pes, la seva densitat de fullam, la seva grandària.... de manera que, amb la brisa que corre entre muntanyes, els éssers vius es belluguen de forma diferent. Uns fan més embranzida, d'altres gairebé no mouen les branques, d'altres només belluguen ses fulles, i d'altres, el que tenen les branques i les fulles més atapeïdes contra el tronc o la tija, no es nouen gens. Estan completament immòbils, com si més que un objecte real, n'estigues veient una foto.

Fa bon solet, més aviat calor. Porto el vidre de la finestreta del cotxe abaixat, per tal que l'aire refresqui els meus braços, la meva cara i el meu pit, que el sol escalfa massa. Avui vaig pentinada amb el cabell llis, sense recollir amb la meva habitual trena de costat. Com que encara porto roba d'hivern, l'aire només m'acarona les galtes, però fa bellugar el meu cabell, apartant-m'ho de la cara.

Podria escoltar el brogit de les fulles, o el xiulat de l'aire al passar entre els arbres, o el cant dels diferents ocells que hi ha a la zona i el sorollet de les seves ales quan alcen el vol, però condueixo un cotxe vell i el soroll nefast del seu motor no m'ho permet. Així que decideixo posar l'últim cedé adquirit. Són tres criatures joves (com les plantes que després de la pluja i el solet emergeixen de la terra), però amb unes veus que s'acoblen a la perfecció. S'han descobert entre ells mateixos. I jo els he descobert a ells. El grup IL VOLO delecten el meu sentit auditiu. M'és igual que ells cantin en anglès, en italià o en espanyol. M'és igual que les cançons siguin antigues o de nova creació. M'és igual haver-los sentit unes.... potser més de cent vegades. No m'importa res d'això. El seus timbres de veus, els seus tons alts o baixos i la seva perfecta i estudiada encaixada de veus, em produeixen una gran sensació de benestar durant el camí.

Així, entre la natura, que m'acull com un ésser més de l'immens Univers, entre l'aire que se'm fa present quan toca la meva cara i, entre les veus perfectes dels joves cantors, que em regalen el sentit de l'oïda, reafirmo novament: la Felicitat existeix.


jueves, 22 de marzo de 2012

Religión


RELIGIÓN


El sentimiento religioso es una manera de canalizar  nuestras incertidumbres. Es algo que los humanos, única y exclusivamente los humanos, necesitamos, para dar explicación a nuestra propia existencia. Para muchos individuos el hecho religioso es algo intrínseco en su propio ser,  sin religión no se explican su propia existencia. Para estas personas, la creencia religiosa es fundamental en sus vidas. Su fe es tan importante como su propia existencia. No hay que menospreciar a aquellas personas que necesitan la fe para justificar todos sus actos. 

No todas las personas viven la fe con la misma intensidad. Para unos, la creencia en un dios es la parte más importante de sus vidas, mientras que para otros, los agnósticos, el hecho religioso no les conmueve en absoluto. Entre unas y otras personas, podríamos decir que hay una amalgama muy variada de intensidades, en cuanto a maneras de vivir la fe. Todas, absolutamente todas, esas maneras, son completamente loables.  Debe respetarse las creencias o no creencias de todos los individuos, compañeros de nuestro viaje por la existencia.

Todas la religiones tienen un denominador común que es la convicción de que existe  un ser omnipotente que marca pautas de comportamiento. Éste es el único tronco común con todas las religiones. 

A partir de aquí, cada cultura ha creado “su” propio dios. Cada cultura le da un nombre. Cada cultura aplica unas normas o pautas de comportamiento. Cada cultura exterioriza  su sentimiento religioso con signos diferentes. Y cada cultura explica de forma diferente la historia de la religión. 

Debemos respetar  todas las religiones, porque para el creyente, su religión es su base de vida,  y por tanto, forma parte de su pensamiento. Por supuesto, se debe respetar todo tipo de pensamiento. 

En un mundo actual se puede llegar a entender que las personas quieran hacer presente los signos propios de cada religión. Pero, en un mundo donde se respete la libertad de creencias, los signos externos no tienen razón de ser. El hecho religioso es un proceso interno, no hay por que exteriorizar con signos de ningún tipo. Es más, la evolución religiosa se verá a la larga, en el hecho de que no habrá la necesidad de demostrar continuamente a que grupo religioso pertenecemos. 

Si entiendo que los diferentes grupos religiosos quieran encontrarse en un tiempo y en un lugar determinado. Hoy en día hay iglesias, sinagogas, mezquitas, templos... y otros lugares concretos donde una comunidad religiosa se encuentra para compartir experiencias o enseñanzas. Todo ello, es completamente lícito. Pero lo que me parece muy absurdo es que exista un edificio determinado para cada clase de religión. Edificios, que por otro lado, mientras no hay reunión de fieles, están completamente desamortizados, ocupando un espacio que quizá  se pueda utilizar para otras necesidades de la población. El edificio religioso debería ser un edificio sin signos, donde por común acuerdo se establezca unos turnos para hacer oraciones o encuentros de los diferentes grupos religiosos. 

Todo es fácil cuando se acepta la libertad de pensamiento, cuando se acepta la libertad religiosa y de culto. Los organismos políticos no deberían interceder nunca por una religión u otra. Toda comunidad religiosa debería autofinanciarse con sus propios súbditos. 

Pero quizá lo que nos debería quedar muy claro es que ninguna religión es más importante que otra. Ni tan siquiera una religión con muchos adeptos debe ser superior a otra con pocos adeptos. 

Ninguna religión, debería cambiar las pautas de comportamiento de sus fieles, de maneras que pueda llegar a molestar al resto de los ciudadanos, religioso o no. Y, sobre todo, ninguna religión debería intentar eliminar o empequeñecer ni a las otras religiones, ni a los individuos que se consideran no creyentes.




martes, 21 de febrero de 2012

El Fin


I-Estás ahí?

A-Claro

I-Estoy muy triste

A-Normal

I-He paso mucho. Sólo yo lo sé

A-No te olvides que yo también lo sé

I-Pero, tu no has estado en mi piel. No es lo mismo. Estoy desolada. Y no precisamente por la ausencia, sino por la presencia, digamos, no efectiva.

A-¿Quieres decir, aquello de más vale sola que mal acompañada?

I-Bueno, estoy bien acompañada. Tengo unos hijos y un marido que, hoy por hoy, son lo mejor que se puede desear, tu lo sabes.

A-Entonces?

I-Tengo la sensación de haber dado mucho. Mi vida se puede resumir en una palabra: servir. Sólo hago que servir. Y me gusta, eh? pero ya está bién de que encima me machaquen.

A-Chica, tampoco es para tanto. Nadie te machaca. Si te gusta servir es tu problema, no?

I-Ya, ni siquiera tu, mi mejor amiga, me comprende. Sólo tengo ganas de dormir, dormir y desconectar.

A-Tu lo que tienes es ganas de llorar, que no es igual.

I-Quizá...

A-Pues?

I-Estoy cansada.

A-Pues no te lo puedes permitir. La vida sigue, por lo menos para ti.

I-¿No se podría uno morir un ratito?

A-Me temo que no. La vida es un tren que siempre está en marcha. No puede parar. Sólo te queda una opción: seguir echando leña a la máquina. El tren no puede parar y tu tienes el deber de evitar que pare. Así que ya sabes...

I-Si. Siempre soy yo quien echa leña a la máquina y encima me dicen que la tiro mal. Pero nadie coge la pala y me ayuda a mantener el tren en marcha.

A-Eso ya lo hemos hablado muchísimas veces. No debes mirar lo que hacen los demás, sinó que és lo que debes hacer tu. Sabes que ese principio es lo que te ha dado la fuerza todos estos años. Sólo debes tener un poco más de paciencia. Todos estamos mal.

I-¿Más paciencia? Tengo ganas de descansar.

A-¿Descansar? ¿Y eso que es lo que es? Jajaja.

I- No te rías, Ángela, que yo no estoy de humor.

miércoles, 18 de enero de 2012

La soledad de Carla


                              La soledad de Carla



Carla se mete una vez más en la cama. Es tarde, muy tarde. Como cada día, alarga más y más la hora de ir a dormir. Siempre tiene cosas que hacer. Y si no,  se las busca. Ir a la cama la deprime. Es en este momento, cuando se encuentra consigo misma, cara a cara con su auténtico “yo”. Una vez en la cama, comienza a hacer el repaso del día. Ha tenido tres visitas.  Ha ayudado a sus pacientes a afrontar sus problemas personales, familiares, sociales, y sobretodo, psicológicos. Ha hecho, nuevamente, el esfuerzo de entrar en sus tres personalidades, para ahondar en sus psiques. Les ha ayudado a encontar la luz necesaria para que salgan del pozo descavellado de los problemas mentales y afectivos que padecen. Después, en la Universidad, ha vuelto a tratar el tema de movimiento de las masas. Para ella, es un tema apasionante, pero tiene la sensación que los alumnos no le tienen la misma aceptación. Piensa que la próxima vez que toque el tema, lo reestructurá y enfocará desde otro punto de vista. Al final del recorrido mental de los hechos del día,  vuelve a mirarse a si misma. Le viene al pensamiento, como una liguera brisa, el recuerdo de aquel chico que la dejó plantada, hace ya muchos años, porque él, se había enomorado de otra. Carla no quiere retener aquí su pensamiento, pero tampoco tiene fuerza para buscar en su mente un pesamiento alternativo. Está cansada y se deja llevar. Se imagina a Jorge felizmente casado con aquella tontita. Sabe que ellos dos se quieren, que llevan una vida muy bien compenetrada y que tienen dos hijos que son encantadores. El mayor, acabará la carrera este año.

Carla tiene ganas, muchas ganas de llorar. De hecho no hay nada ni nadie que se lo impida y deja su amohada mojada de lágrimas. Ella está sola. No tiene a quién contar sus problemas ni sus ilusiones. Su cama es pequeña, pero se le hace grande, tan grande que al final decide ir a dormir al sofá del salón. Allí se encuentra más acogida. Allí, por lo menos, puede apoyar su espalda contra el respaldo del sofá, su único contacto en la larga noche. Finalmente, decide encender la radio. En su emisora preferida hay música de cámara. Son sonidos claros y repetitivos de los cuatro instrumentos, que ella va recorriendo con su imaginación. Ahora le atravisan la mente otras cuestiones, pero la música no las deja anidar en su pensamiento. Así, confortada con la música, pierde el conocimiento y se duerme...