jueves, 5 de junio de 2014

Asertividad

                                                 Asertividad


J- Cuán difícil es hacerse entender entre las personas que no creen en ti.
A- A eso se le llama asertividad, ¿no? Tu tienes “don de gentes”, pero sabes que hay personas a las que no les llegarás nunca. Voluntariamente se han puesto un caparazón anti J, para que todo aquello que mane de tu boca no les entre.
J- Ni que me tuvieran miedo.
A- Pues, mira... ves a saber. Algo habrás dicho o hecho que les ha asustado y pueden tener miedo a escuchar nuevamente algo que no les guste.
J- Puede. Sin embargo hay personas con las que prácticamente no he cruzado palabra. Bueno... quizá alguna, pero... ¿crees que con cuatro frases...?
A- Ya lo creo. Las personas hacemos juicio, a veces involuntariamente, sobre otras personas. Con cuatro frases ya saben que no comulgas con sus idea u opiniones y eso es suficiente para desconectar contigo.
J- Ciertamente, no todas las personas somo iguales. Me cuesta entender que haya personas que solo quieran escuchar a otras que tiene la misma opinión. ¿Dónde está la riqueza, la diversidad, el contraste de opinión, el aprendizaje, la tolerancia....?
A- Uuuuui. Para, para. Quizá seas tu la intolerante. Cada cual es como es. El que quiera escuchar, que escuche, el que no, que se ponga tapones.
J- ¡Ale! Ahora tu piensas que soy intolerante porque pienso, y digo, que hay personas intolerantes.
A- Bueno, no te tomes las palabras tan literalmente. Además he dicho “quizá”. Cada cual es como es, y punto.
J- No, si yo acepto que cada persona sea y haga según sus principios, pero no puedo dejar de pensar, y por lo tanto decir, que precisamente, lo que más me gusta a mi es escuchar. Bueno, a parte de escribir, claro. Pero no podría escribir si antes no hubiera escuchado. Es imposible aprender si no te abres a los demás. Y si no aprendes no tienes nada que contar.
A- ¿Ya me estás filosofando?
J- Pues si ¿Qué quieres que te diga? Pienso que esas personas que solo quieren escuchar a las personas que son de su misma opinión, deben ser personas muy pobres en cuanto a razonamiento e ideas. Si no tienes opiniones contrapuestas ¿cómo puedes asegurar que lo que piensas es lo correcto? Si no puedes comparar, no puedes elegir.
A- En eso te doy la razón. Es como el principio de la ciencia. Ningún científico llegó a serlo sin antes haber tenido la duda. La duda es la base de la ciencia.
J- ¿No decían que la paciencia es la madre de la ciencia?
A- La paciencia será la madre. Verdaderamente para convertir una hipótesis en teoría es necesaria mucha paciencia. Pero si en un principio no has tenido la duda, la inquietud de saber, de discernir, será imposible formula la hipótesis.
J- Se nos va la olla, Ángela.
A- Eso es lo que tienen las conversaciones, que comienzas en un punto y acabas en otro.
J- Gracias por escucharme.
A- Gracias a ti por mantenerme viva.


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