viernes, 15 de septiembre de 2017

7.LA MADRE DE TODOS LOS VIAJES




*Día 7

Noche apasionante. Creí que al viajar de noche no podría ver nada desde la pequeña ventana del avión, pero no, no ha sido así. La noche no ha sido completamente oscura. Mi amiga la luna ha viajado con nosotras todo el trayecto, desde Tokio hasta Brisbane. Luego cuando el sol quería ocupar su lugar, ambos nos han regalado una amalgama de color impresionante hasta que la luna ha desistido y le ha decido el cielo. 
   En la aduana del aeropuerto se me ha acabado el romanticismo de golpe. Nos han hecho esperar en una larguísima cola serpenteante tanto tiempo que ahí me he cansado ya para todo el día. Del aeropuerto, al tren. Al bajar nos esperaba nuestro amigo Albert, que nos ha acompañado y ayudado con las maletas. 
   Nuestro apartamento está en el mismo complejo donde viven Albert y Xavi. 
   Lo mejor de este gran viaje ha sido cuando en la puerta del restaurante me he reencontrado con mi hijo. Hacía ocho meses y medio que no le daba un beso. ¡Casi un embarazo! 

   La tarde ha sido tranquila para mí. Estaba tan cansada que me he quedado en el apartamento. Ellos tres han salido a pasear y cenar. 









No hay comentarios:

Publicar un comentario