El día antes
Había que rematar otros detalles también. Si yo iba a conducir en el primer tramo, el coche debía estar en la puerta de mi casa. Casualidades de la vida, el día antes fue el 31 de marzo: cumpleaños de mi buena, inteligente y guapa ahijada, Laia.
Ese día Maruchi subió a Rellinars a media mañana con su Volvo recién sacado del taller, donde le habían hecho una inspección rigurosa y una puesta a punto. Antes había pasado por casa de Beli. Así que subieron, y aquí comimos los cuatro: mis dos hermanas, Javi y yo. A las seis de la tarde bajamos a Terrassa, esta vez con mi coche, y fuimos a casa de Laia para celebrar sus veinte añitos. Luego dejé a «las niñas», como les decimos cariñosamente en la familia, en sus respectivos hogares. Y Javi y yo volvimos juntitos y solitos para nuestro hogar.
Manolo no pudo venir a la celebración, pues tuvo que llevar a Hortensia a casa de su hija y ya se quedó a cenar con la familia. En ambos casos fue, sin duda, una despedida bonita para empezar con fuerzas el viaje.
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